- La PGJDF asegura que existe la “firme presunción ” de que José Luis Calva Zepeda haya comido carne humana, al confirmar que la carne hallada en la cocina de su departamento es humana y fue rebanada con un cutter y frita en un sartén
Martes 16 de octubre de 2007.- En la colonia Guerrero todos los vecinos han contado más de una vez los hechos del departamento de Mosqueta. Las historias se narran desde distintos ángulos, pero todas tienen un hilo conductor: el presunto caníbal que mataba a sus víctimas y luego las cocinaba para comérselas.
Sobre este caso, datos de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) indican que el indiciado era adicto a la cocaína. Asimismo, Marilú, una amiga de la última víctima, dijo que Calva Zepeda consumía la droga Clonazepam, prescrita como anticonvulsivo y para tratar transtornos por ansiedad.
La noticia del descuartizador corrió como pólvora. Hasta la farmacia del doctor Simi llegan reporteros, fotógrafos, productores de cine, cronistas, policías judiciales y morbosos.
Todos con papeles bajo el brazo, grabadoras ocultas y preguntas que bombardean a los compañeros de Alejandra Galeana Garabito, la última de las presuntas víctimas.
“Quieren saber si era tranquila, si tomaba, hace cuánto trabajaba aquí”, relata el patrón de la mujer.
Algunos empleados de la Farmacia Similares ya no quieren hablar. Voltean la cara, acomodan medicamentos y se miran unos a otros.
Junto a la farmacia está el café internet Dejà vu y conecta al canta-bar del mismo nombre. En ese pequeño escenario, Calva Zepeda montó Réquiem de un alma en pena el día en que se inauguró el negocio, en agosto.
Ayer, la PGJDF confirmó que los restos hallados en el departamento de Calva Zepeda son humanos, tipo ORH positivo, como la de Alejandra.
Según la investigación, el presunto homicida tiene gran resentimiento hacia una de sus primeras mujeres, la madre de sus dos hijas,pues ésta no le permitía ver a las pequeñas.
En agosto, Calva Zepeda pidió al dueño la oportunidad de representar en ese lugar algunos de sus dramas con un sueldo de 6 mil pesos, detalló a EL UNIVERSAL el gerente del lugar.
Como el negocio comenzaba, el dueño rechazó la propuesta y al final acordaron que Calva cobraría cover y lo recaudado sería su paga. Para la puesta en escena pidió una calavera y una capa negra. En ese tiempo, el supuesto escritor, actor y poeta había iniciado un amorío con Alejandra.
Él era simpático, un buen conversador y ella chaparrita, “caderoncita”, declaró Tomás, uno de los testigos, ante el Ministerio Público de la Fiscalía de Homicidios.
Desde que José Luis pretendió a Alejandra todos los días le llevaba una rosa y un poema a la farmacia. La mujer bajó su rendimiento, se distrajo, pedía permiso para salir más temprano o para ausentarse algunos días.
El 1 de octubre, el propietario de la farmacia rotó personal y envió a Alejandra como encargada de una nueva sucursal en Gustavo A. Madero. El 5 de octubre, la mujer no llegó al trabajo, su madre y hermana comenzaron su búsqueda. Tres días después fue localizada en el clóset de Mosqueta 198 departamento 117, en la Guerrero.
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